XIX
Ha volado
mi espíritu
a su mansión de nubes;
juega con las estrellas
y de brumas
se cubre...
Lo empuja una corriente
de aire
viciado. Busca
pureza e ideales
en los claros de luna...
Irradia en los confines
de su esperanza trunca
falsas resignaciones
al renacer las dudas.
Morir,
siempre callando...
sin decir... he vivido
la vida intensamente...
cansada me retiro,
es una vuelta amarga
al país1 de los soles...
Conocer, es vivir
aunque el hastío llore.
1 Sin tilde, p. 84.
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