VII
Para que él la comprenda
mi alma es muy infinita;
la suya le ha
legado
al cerebro sus fibras,
y este cerebro sólo1
sabe de la analítica
y en la vara que él mide
no se mide la mía.
Yo sé que en el Invierno
el vendaval se enfría
yo sé
que el sol sus rayos
los despide de día.
Pero
eso... ¿quién lo ignora?
mas, leer en las almas,
lo' que nunca han escrito,
es la gloria más alta.
1 Sin tilde, p. 23.
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