La obra
La crítica
Poemas dedicados por Pablo
Cartas inéditas y otros
Galería

 

 
Los sellos arcanos

La obra


Portada

 

 

 

MONTAÑA DEL ESPÍRITU

   

Con una libertad que gime,
adherida al reino de coral
donde los cetáceos dan manzanas,
perdí mi camafeo negro
y el azúcar de las pestañas.
 
Todo está en éxtasis, dormido,
el mito semejante y extraño
con una igual fragancia entre las ruinas.
 
Remeda mi emoción de juncos líquidos
el terciopelo sin piedad del horizonte.
 
Son infinitos los dolores ilustres
que parten el aspecto exterior de mi suerte,
e innumerables los ecos
de los charcos divinos.
 
Pero mi canción recoge
el diapasón de la sombra que canta.
 
Bella urraca del cielo,
voy, (celeste), encuadernando
mi imagen de azahares confundida.
 
Existo para descifrar un alfabeto disperso,
agrupado de odios explayados
sobre la multiplicidad de los abrojos.
 
Mercadería tristemente arrinconada,
en mi barco de vela azul y oro,
la poesía me defiende de mí misma,
ahora, cuando como sarmiento de Julio
quemado en lo amarillo profundo,
te entrego un corazón adolescente.
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...1
 
Elevé mi cabeza cargada y sigilosa,
cabeza de gaviota solitaria
tendida sobre esmeriladas corolas de ausencia.
 
He desnudado la montaña
fantasmal finesecular y fría,
he acariciado los líricos romances de Chile
y su copa derramada en vano.
 
Catalogué páginas de leyenda,
ensarté sarcófagos
en la punta del universo
enfrentando la criatura y el paisaje.
 
Del Norte es, dicen los soñadores
cuando mi modulación cae escueta y cantarina;
es sureña, afirman, cuando los espinos
y los copihues reverberan en mi frente corsaria.
 
He desentrañado el país y sus arterias,
por eso piensan los gitanos:
trae piedrecillas, escamas saladas,
aroma en las axilas de azabache
azaleas en el morral.
 
Y sólo una visión de lunas y murciélagos
se quiebra en mis pupilas minerales,
mientras mis manos enrojecen
por la costumbre azul de las máscaras.
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...2
 
 
 
1 No conocemos el sentido de estos puntos suspensivos: acaso voluntad de la autora, acaso vacío descubierto en el texto póstumo por los editores de SYD.
2 Ídem.