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¡Cómo eres ese indómito cuento en tertulia
finada, con peineta,
nadie te supo escribir en el cuenco de una olla quebrada
y sus gallinas de intriga!
¡Cómo eres celda-escena, cómo alféizar inagotable de
florero
para una pomposa y añeja ventura
sin espera de herencia!1
Fachada sin gárgolas ni máscaras, rémora
de gloria y trovador
establo,
fusil secular y limpio entre
remolinos vastos de filiación alterna.
Trujillo de Venezuela
polvo de lo
encrucijado vernáculo, plaga de orgullo por suplicio.
Soneto
de anchos colibríes, cadenas, tizana, sota de bastos,
diminuto y sinuoso caminar
de juncos y medusas, placenta,
susurro
de violetas tardías en pubertad, órgano, monjas,
voces resucitadas de un pasado clavado
en prosa serrana
como colmillo torvo
en el tiempo inmutable y fabuloso.
1 Sin signo final de exclamación en ambas ediciones; completamos según los dos versos anteriores. Separa- ción estrófica en ASA, p. 191.
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