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Un esquivo lucero favorito lustraba y enfocaba su farol,
lloraba la niebla intacta
en sandalia caminante en escala mayor,
me invadía
una vaga muselina opalescente, húmeda,
apretándome las formas disminuidas por
cansancio.
Un dedo cortado dividíame los pétalos-labios,
catálogos de palabras surgían inarmónicos,
reclutas,
cometa repleto, escudero alucinado, solo, erudito
lobo,
clamaba en sinfonía de fuerte espectáculo
mendigo.
Castañuelas líricas del alba y sus bellotas perezosas
ungían el tumultuoso despertar de los pueblos acrecentados
por abajo, ayudantes,
/ líderes.
Nieves
densas, sin tiempo, emplumadas, envolturas
claras que formulan
desde el rosa fingido,
ululante, plañidero, de enjambre,
al cromo anaranjado depositario del abismo y la
espuela.
Más tarde su lunar cronológico se tornó gris.
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