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El ruboroso "piélago" agita su jugo de azúcar acibarada, crespo, integral,
tabaquera de bucanero tremante
en la amistad, superando su acción esplendorosa.
Conjuga: camarada callampa, camarada culebra y blanca,
camarada Venus,
pues, a jugar la primera y oficial encantadora
virgen de azufre desprendida
desde la barbarie.
¡Ah! dicen, es el mar,
malhechor rebelde,
yo, sin galeras lo veo atento,
cercado, apenas amedrentado y grávido
entre
las dunas de la libertad y del fragor
de Goya de la espera sin nombre y con antorchas.
Altímetro donde la carta solar airea, entre azahares la melena del poema,
el linaje de su guardarropas
obstinado sobre las nubaredas de cera.
Un yo abierto vigoriza una fuente nítida,
entre las cenizas
coros artificiales hechos de linternas,
sudor y zarzal que empuña el advenimiento de las máscaras, bujías,
los grises
de la pelusa sensitiva en la falda áspera
guarnecida
de altares con
redes y eclipses entretejidos.
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