*
Anulo las cuerdas en el quitasol altisonante de la charla temprana
entre la música seria, de tambores y brindis federales, remos de Caronte,
de aquella y esta bárbara campana y su cuerno montañez.1
Prisionera hojarasca de mi aspecto y su filo cerebral
cuando todos los sucesos-destinos
en sacrificio de osamentas
se suicidan en el andamiaje forestal de los huesos...
Tanto "infierno blanco" tanto anuncio colérico, inofensivo,
agrietan, celosos, un motivo de humo, leche o cardo tibio.
Volcanes captan ardor en sorbos dramáticos, zarpazos
geológicamente de catástrofe, acumulando el huracán en vuelo,
dardo efímero,
sellando un pacto con los cataclismos.
Ingenuamente me sonríe la "estrella
solitaria" de índole republicana, sureña,
emparentada con vientos-pañuelos
desplegados y lágrima.
1 Segunda vez que la autora utiliza
incorrectamente la ortografía de la palabra "montañés," como en "Balada
de la arquitectura última," poema de Cantoral, ( p. 27 de SYD). Ver
nuestra nota 11 a Cantoral.
|