La obra
La crítica
Poemas dedicados por Pablo
Cartas inéditas y otros
Galería

 

 
Cantoral


La obra


Portada

 

 

 

FORMAS DEL SUEÑO
 
 
Aquellos grillos húmedos
que tocan su grito sólo
en los rincones,
de trecho en trecho de la sombra,
y no se ven por pequeños y oscuros,
y porque sólo son gritos,
así fue mi canción de tiniebla,
red interminable y que aún1 no abriga
mis manos y mis años.
 
Emoción agazapada y especial
que saliera por debajo de las cosas,
rechinar de maderas carcomidas,
como quien frota en vidrios tibios con los dedos mojados,
estrellamiento de vajillas,
o largo, interminable rodar de ruedas,
llanto de niño,
estertor de mujer amante,
runruneo de gato soñador.
 
Esas actitudes que quiebran la luz
y se hunden en el perfume,
o se van salpicando alas sobre aguas o musgos,
y se quedan, por último, mudas, como un faro apagado,
aquí, junto al lecho, mirando las almohadas pálidas,
las vitrinas multicolores de una sobrecama de balneario.
 
Cuando el cabello enrojecido
sube y se prende a las velas variables
que se internan en la incógnita del horizonte,
cuando lo arrastra la marea
y lo azota como cochayuyos alegres,
cuando sale al encuentro de la tarde
y gira, y gira, y gira2 como mi anillo en un hilo azul,
entonces,3 bajo la capa oscura,  
cruzo la ciudad sin equilibrio
y el ruido eléctrico
fatiga mi distancia.
 
Y como han caído del techo dos arañas besándose,
han marcado en un hoyuelo de luz
una mancha sin sombra roja.
 
Abro la ventana hacia la noche afligida del puerto,
lejos, muy lejos,
las sirenas de los barcos invisibles,
y ese rumor sordo que abraza4 y absorbe
la despreocupada conciencia.5
 
¿Qué repercusión de astros
azota este balcón suspendido?6
 
Mis manos son transparentes
como pétalos de flores rosadas,
pequeñas pajaritas de papel
que fueran a volar, de un momento a otro,
a merced del viento brillante
que carcome los cerros floridos.
 
Una vez, bajando la montaña,
lujosamente vestida de helechos,
de cascadas imprevistas y nieves canosas
olvidé el principio y el fin de mi existencia,
el principio emocional frente a los fenómenos externos
y el fin de todo alborozo en el alma.
 
Bajo la tierra donde ya su cuerpecito anonadado
levantó los alelíes silvestres,
se acurrucan todos mis sufrimientos;
nuevecita como flor de arroyuelo
cayó en el vértice fatal.7
 
Una gota de tinta amarga y enorme
se agranda sobre el pavimento.
 
Entre el cielo y el mar, nada,
sólo un polvillo de aguas claras y livianas,
un canasto de violetas
y la altivez escarlata del crepúsculo!8
 
Mástiles, flechas de humo,
cementerio de caracoles,
armonía de algas navegantes.9
 
Yo, más allá de los continentes sumergidos,
más allá de la nebulosa que la cubre totalmente,
más allá del asombro de su agonía,
más allá de sus quejidos extraviados
en la noche última.10
 
Toda la luz rosada caerá de sus manos
y mi corazón ahuecado se llenará de su sonrisa,11
como la inmensa greda
que contiene los océanos.
 
Mis brazos han caído muertos
a lo largo de mi figura
de setenta líneas dispersas,
porque no tengo brazos como velámenes transitorios,
ni como alas de golondrinas caminantes,
ni como campanarios festivos,
son anclas,12
que se han ido al fondo
del mar...13
 
Hacia un abismo que se viene abriendo
como un lirio morado y muy grande
me arrastra el peso de ellos
que no se han levantado nunca
como los árboles.
 
Paseo mi mano amarilla
trizada de luces abstractas
por mis cabellos de vieja-niña, entumecidos,
y siento piedad, piedad de madre
que espera envejecer sus parientes
y aún espera...14
 
Maduró el estampido de la montaña,
y la tierra herida
se queja como una parturienta.15
 
Últimos16 días, días de escarcha y de penumbra,
largamente, largo sueño sin medida,
cuerpo de felpa y de blancuras quebradas,
abatimiento de la carne quemada y polvorienta.
 
Jugo de muchas frutas en los labios áridos;17
fotografías de auroras y crepúsculos en los ojos humanos,
margarita de fuego prendida entre los senos
esta angustia que nace, se agiganta y se agota.18
 
¿Dónde, desde qué abismos de incertidumbre
sucede este desdoblar y desdoblar de los horarios
con un deseo interminable
de abrazar el candor morado de la suerte?19
 
Recuerdo que el abrazo infinito
nos hizo más prudentes y más callados,
diez años vagabundos, emigrantes,
poblando de almas la curva poderosa del mundo.
  
En la ventana abierta adentro
de aquella mujer honesta,
van cayendo, una a una, las amapolas guillotinadas,
como lágrimas de sangre seria,
como mariposas en los trigales del tiempo.
 
Ah! querido, cómo20 miras todavía
con tu vieja ternura sin tiempo
el montoncito de mis medias,
esas palomas negras,
agachaditas, que se quisieran ir.
 
Hacia atrás los espejos quebrados
y el aceite derramado de mi alegría,
sonrío con la sonrisa de trigo maduro y simple
que a veces sorprendo entre los labios rumorosos
de mi hijo más chico.21
 
¿Dónde ha quedado mi vida?22
 
Sobre aquel violín de los caminos,
sobre aquel musgo hecho de briznas de cansancio
encerrando a aquellas aguas.
 
Cantero triste, mi corazón
golpea piedras noche y día,
amontona arenas y tierra de oro.
 
Caminaba el tren por los cerros,
meciendo su talle de culebras,
yo era vaivén, fragor y alegoría
y los árboles eran como venados que corriesen
con sus bosques de Invierno23
en las sienes desamparadas;
cuando los molinos a la distancia
se hundieron en mí misma,
me llenaba entera de recuerdos:

pensativo, alto, dibujando banderas,
bulliciosas, inquietantes,
cubriendo con cariño la ingenuidad desnuda de sus muñecas
y el más chiquito
con su boquita de durazno
diciendo lo primero.
 
La agonía arrebolada,
las gaviotas aletean bajo el ala de mi sombrero
y crecen los días lejanos,
la recién casada,
los veranos cargados de frutos y de luz
y aquella tarde en que subimos la colina del cementerio
y parecíamos una acuarela de montañeses españoles,24
la mantilla negra hacía más agudo mi estilo
y más violetas las ojeras recientes.25
 
Y él con su modo de barco
que iba subiendo,
hundida la mirada de diamante
en la aldea como gallina clueca
echada a la orilla del pretérito.26
 
Viejas iglesias olvidadas,
viejas iglesias derruidas27 con campanarios sin campanas,28
paredes con yuyos y lagartijas,
cristos de madera rancia
oliendo a tía vieja.29

Arrodillada, volteando el corazón calcinado.

El río en las leguas, las piedras aventureras
y esos caballos muertos que cruzan el oriente
chapoteando las aguas heridas,
y nosotros, arrojando naranjas
que hacen ruido hondo
como pájaros que caen en la noche desde lo alto.30
 
Canta el agua en los cuerpos desnudos,
y la voz habla en la garganta,
el signo de las campanas parece envolvernos en alas,
fiestas de mosquitos
bajo el último quitasol del día.
 
Y luego el mar, tan azul,
azul como la jarra en que bebo agua
de mañana mirando las rositas rosadas.
 
Se alargan los tentáculos de mis dedos
como sombras de torres inmensas en la nada.
 
Amaneció a la otra orilla del mar,
un cántico de amargas gaviotas ojerosas31 salpica32 mi biombo,
se desprende la cáscara sumisa
de mi mirada.
 
De espaldas sobre la colina
los vientos-cuervos jorobados
devoran mis entrañas.33
 
Ni un signo negro,
ni una luz crucificada en el espanto,
alteran el sonido
de la madeja de mis cantos estáticos.
 
Va y viene la ciudad,
las vitrinas y los automóviles,34 más aprisa
segundo a segundo.

Gusto los helados
y esa placidez de huerto de la horchata
bañando los labios futuristas.
 
Cansancio de mi cuerpo,
cansancio blanco,
yo te llevara a los desiertos donde la mirada se abate,
donde nada se muda sino la arena por la arena;
yo te llevara sobre el canto de un barco,
mar afuera,
siguiendo la nube vagabunda.
 
¿Quién dijese que aquella luna
redonda y risueña,
colgada del cielo
semejante a una medalla,
fuera la luna?35
 
La luna del ahorcado en el farol postrero,
la luna de los melenudos de antaño,
aquella que rodó como una moneda de oro
alrededor de mi cuna?
 
Palabras que horadan la muralla del tiempo,
que aun cuando todo haya sido
guardarán mi voz deshilachada.36
 
Me rompieron el alma esmerilada y rebelde.37
 
Semilla en las tierras harnereadas
de las pupilas que no podrán mirarme.
 
Cuando la apariencia dormida
de mi lengua -antena del silencio-
allá en la 7ª Avenida,
a la izquierda,
en el nicho Nº 13,
mantenga el orden cronológico
de los sepulcros,
el lastre inútil de las palabras
hará que el abejorro ciego de mi poesía
runrunee flojamente sobre mi polvo entumecido.
 
Voy hacia la nada,
allá donde la mirada toma el aspecto de los astros,
allá donde las manos no tienen tacto,
y sin embargo se es todo ojos,
voy hacia la nada,
romperé el hielo, abriré la sombra sonora,
despeinaré al guardador de los abismos.
 
Risa maldita que surges de mi adentro,
risa sin hondura, risa estéril,
vuélvete hacia la pared,
abarcadora,
en este instante, hora en que todo se ha perdido,
río como las teclas amarillas
de un piano vencido.
 

 

 

1 Sin tilde en FS, p. 7.
2 "y jira, y jira, y jira" en FS, p. 8.
3 "entónces" en FS, p. 8.
4 "abrasa" en FS, p. 8.
5 Sin espacio estrófico, guardando la sangría, en FS, p. 8.
6 Ídem.
7 Ídem, p. 9.
8 Ídem.
9 Ídem.
10 Ídem, p. 9.
11 "sonris" en FS, sin coma, p. 9. Error tipográfico.
12 Sin coma en FS, p. 10.
13 Sin espacio estrófico, pero guarda sangría, en FS, p. 10.
14 Ídem.
15 Separación estrófica en C, p. 59. En SYD guarda la sangría, p. 35.
16 Sin tilde, por mayúscula, en FS, p. 10.
17 Sólo coma en FS, p. 11.
18 Sin separación estrófica, pero guarda sangría, en FS, p. 11.
19 "muerte" y no "suerte" en FS, p. 11.
20 Sin tilde en FS, p. 11.
21 Separación estrófica en C, p. 60. Habiendo sangría, preferimos mantener la separación. Sin separación estrófica, pero guarda sangría, en FS, p. 11.
22 Sin separación estrófica, pero guarda sangría, en FS, p. 11.
23 Comienza con minúscula en FS, p. 12.
24 Punto y coma en vez de coma en FS, p. 12 y lo mismo en C, p. 62.
25 Sin espacio estrófico, pero guarda sangría en FS, p. 12.
26 Separación estrófica en C, p. 62. Guarda la sangría en SYD, p. 38.
27 "derruídas" en FS, p. 13.
28 "campan" en FS, p. 13, y desparece la coma. Error tipográfico.
29 Sin espacio estrófico en FS, p. 13, pero guarda sangría.
30 Ídem.
31 Corte de verso en FS, p. 13.
32 "sal pica" en FS, p. 13.
33 Sin espacio estrófico, pero guarda sangría en FS, p. 14.
34 Corte de verso en FS, p. 14.
35 Sin espacio estrófico, pero con sangría en FS, p. 14.
36 Ídem, p. 15.
37 Ídem.