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RELOJ DE CRISTAL Y ARENA
Pedazo de papel estrellado de ámbar,
con cuatro esquinas,
como si dijéramos: Norte, Sur, Este y Oeste,
y llevando una sola y temblorosa esperanza
prendida al dorso.
Manos con diez uñas rojas,
pájaros que
duermen y se despiertan con la luz,
-insectos con alas invisibles-,
poesías con una caricia en
las palmas abiertas,
una caricia como ala
amedrentada,
a la siga de los barcos
heridos.
Sobre el arenal de la página,
está tendida al sol la red de las palabras,
como el cordaje que atormenta
el corazón de los románticos.
¿En dónde fue
sembrada mi voz?
¿en qué montañas, fructificando cuál planeta,
cansado y sin rumbo?...
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