NIÑOS DE LA U.R.S.S.
Hacia
su corazón de flor, los huracanes del
mundo y sus ocasos,
niño de azul entraña,1 dulce, encendida al sol del norte, del oriente,
proletario del mañana,
dueño del trigo, del pan, del techo alegre de palomas,
y el cielo para la ventana.
Siglos de siglos su silueta, temblando,
fue recogiendo
el cardo negro del horror de puerta en puerta;
pero la mano
florida de Lenin
trazó en la historia, un surco gigantesco
donde crece pujante el árbol de la risa.
Una canción feliz gira sus hélices
mientras canta llegando, de un lejano país con nombre legendario,
a anidar en mi pecho, por muchos y largos días;
yo la acaricio como a la criatura a quien designo: hija mía,
y se desborda
roja hacia la mariposa del Verano.
Pecho de vino, pulpa de fruta, espuma,
abeja y río ...
1 Sin
coma en C, p. 113.
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