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ESTAÑO
Entre las piedras, brotadas de musgo,
se estancó la pena,
como agua de lluvias desmemoriadas.
Flor malsana,
mujer eterna, abandonada y
obscura
mano de pétalos de aluminio.
Caravana de polvo, siniestra,
multitud de agujas envenenadas,
rebozo gris, gabardina de ocaso.
Mis
dedos tranquilos y castos,
desdoblaron
del arpa terrosa
sonidos de cuerdas
vencidas.
Fue la pócima de niebla,1
óleo de rosas negras,
enloquecidas sobre mi frente...
sellada por siete sellos de plata.
1 "pócima
de niebla" no aparece en cursiva
en la edición de C, p. 22.
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